«El suicidio, una realidad que no para» Jordi Escrig, Director Técnico Servicios de Rehabilitación Comunitaria

«El suicidio, una realidad que no para» Jordi Escrig, Director Técnico Servicios de Rehabilitación Comunitaria

Desde nuestro centro tenemos muy presente este problema que persiste en el tiempo.

Las personas con una problemática de salud mental pueden sufrir muchos riesgos que atenten contra su salud, su estabilidad, su seguridad, e incluso, sobre su vida. Es evidente que la esperanza de vida de las personas con Trastornos Mentales Graves es menor a la de la población en general.

Por este motivo, desde hace unos cuantos años que implementamos un Plan de  Intervención ante los riesgos asociados a la seguridad de los pacientes. Consiste en una avaluación constante de los posibles peligros mediante varias metodologías como ahora las escalas de riegos, entrevistas individuales y una curada coordinación con los CSMA de referencia ante cualquier circunstancia que nos enciede la alarma sobre posibles intentos de suicidio.

Es importante decir que con la implementación por parte del CatSalut del Código Riesgo de Suicidio todos los equipos profesionales de la Salud Mental estamos más atentos/as a los posibles casos que detectamos.

 

Introducción del Código Riesgo de Suicidio. Exposición de los motivos

El suicidio es un problema de salud pública de primera magnitud y la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 2020 representará un 2,4% de la carga total de problemas de salud.

Se estima que cada año un millón de personas se suicidan en el mundo y preocupa especialmente porque es una de las primeras causas de mortalidad prematura en personas jóvenes de ambos sexos (el grupo de 25 a 44 años constituye el primer grupo de riesgo). Asimismo, es necesario tener en cuenta que las estadísticas no registran las tentativas o intentos de suicidio, aunque se estima que se producen unas 20 tentativas para cada suicidio consumado.

La mortalidad por suicidio podría ser, en gran parte, evitable y existe un importante margen de mejora en cuanto a las medidas preventivas a implantar mediante la responsabilización y la colaboración intersectorial, a la vez que se dispone de suficiente evidencia sobre la existencia de intervenciones sanitarias y de salud pública efectivas para prevenirla.

El Departamento de Salud ya recogió las prioridades establecidas por la OMS (programa SUPRE) en el Plan de salud de Cataluña de 2004, impulsando proyectos asistenciales orientados específicamente en este sentido. Así, promovió la participación de Cataluña en el Proyecto europeo contra la depresión, promovido por la Liga Europea contra la Depresión (European Alliance Against Depression) y ha desarrollado dos experiencias, la primera en Barcelona (a la derecha del Ensanche) y la segunda en Sabadell. Este programa desarrolla una serie de estrategias y programas contra la depresión y el riesgo de suicidio, con un enfoque global y de atención integral, y ha mostrado muy buenos resultados en cuanto al incremento de la supervivencia, la disminución de los re-intentos de suicidio y la reducción del número de suicidios consumados.

En este sentido, debemos destacar también el papel clave de la atención primaria, la cual ya dispone de la Guía de práctica clínica (GPC) de la depresión, que facilita la detección del riesgo de suicidio, la avaluación de la gravedad y el registro a la historia clínica. También prevé buscar y potenciar aquellas estrategias asistenciales que puedan ser más efectivas para detectar a tiempo el riesgo de suicidio, mejorar la respuesta asistencial y evitar su repetición.

 

Así pues, desde los recursos que atendemos personas con una problemática de salud mental el CFP estamos muy atentos/as al estado de cada una de las personas usuarias y establecemos un protocolo exhaustivo para conseguir evitar que alguna de ellas pierda la vida de forma prematura a través de un suicidio.